”¡Mira mamá!”: la magia de la Navidad en los ojos de los niños de Granada
Chucherías, risas, padres preocupados, quejas por los precios y columpios abarrotados por los más pequeños en estas fiestas navideñas
La Garnatilla, el pueblo de la Navidad en la Costa Tropical
Granada/Existen ciertos sentimientos que se pierden conforme crecemos aunque aparecen otros nuevos. Uno de los que mas añoramos es el que sentíamos en Navidad cuando aún pensábamos que la magia podía incluso tocarse y que los viajeros de Oriente nos visitarían como cada año. Aunque es inevitable que ese sentimiento mengüe con el tiempo, los niños son capaces de recordarnos ese sentimiento.
Granada cuenta con un gran repertorio de columpios para el disfrute de la ciudadanía y especialmente de los niños. Granada Hoy ha recorrido los principales puntos en los que están ubicadas estas atracciones para captar la magia que aflora durante estos días en la capital granadina.
Entre algodón de azúcar y churros
La estampa es inigualable, multitud de familias con niños llenan una Plaza Bib Rambla comandada por un gran árbol navideño cuyas enormes bolas sirven como atracción para niños y adultos.
Los puestos de chucherías y dulces están rodeados por niñas disfrazadas de princesas, carritos de bebés y padres consiguiendo aquella piruleta o algodón de azúcar que su niño le ha pedido mientras otros pequeños admiran esos comestibles sin tocarlos al no contar con el beneplácito de sus progenitores. Mientras tanto, más niños tiran bombetas y otros disfrutan del balón en un lugar que huele a churros y chocolate en una jornada con una climatología agradable pese a estar a finales de diciembre.
El árbol no cesa su giro lento mientras la cola para montar va creciendo. Una pareja sonríe mientras graba a sus dos hijos a bordo de una de las bolas, y nos cuenta que "venimos de Málaga por el árbol porque lo hemos visto en Facebook y queríamos que se montaran los niños". Así, la familia Gómez afirma que "venimos porque somos de aquí y queremos que los niños vean el centro y el ambiente navideño".
También de la provincia vecina de Málaga vienen Elena y Álex, quienes cuentan que "hemos venido a echar el día en Granada. Sabíamos por redes que estaba esto y queríamos que se montaran las niñas". Elena alega además que "habíamos visto esta atracción en Londres y me sorprende que hayan puesto una parecida en Granada". Las dos niñas, Julia y Martina, nos despiden con una sonrisa mientras afirman que el columpio "nos ha gustado mucho".
Diversión a raudales
En el Paseo del Salón sigue la diversión con diversas atracciones. Padres y abuelos observan con ojos brillantes cómo los más pequeños eligen entre pompas de jabón o carruajes. Una madre pregunta a su hijo "¿Qué prefieres, el caballo o la de al lado?". Aunque, Emilio hace alusión al precio de los columpios, en este caso el tiovivo, bromeando que "si se cae mi hijo van a ser los 4 euros más caros que he pagado".
Por otro lado, la pista de patinaje es el lugar donde se perciben más caras preocupadas. La banda sonora del lugar se basa en "ten mucho cuidado hijo", "flexiona las piernas, no andes", "que me da miedo, me quiero ir" y "venga que dice el señor que faltan 10 minutos", mientras otros disfrutan del deslizamiento sobre el hielo esquivando a aquellos que simplemente se estrellan contra él.
Recuerdos imborrables
Al final del día, los más pequeños abandonan los columpios haciendo realidad esa expresión tan fantástica, dando saltos de felicidad. Otros prefieren experiencias más estáticas y alucinan al hacer pompas gigantes, como el caso de Isaac, quien avisa "¡Prepárate para grabar mamá!".
La tirolina es una de las atracciones más llamativas del lugar, y la pequeña Daniela confirma con aspavientos que "parece que el cerebro se te va para atrás" tras bajarse. Leo y su hijo de 2 años, Javier, acuden a las citas navideñas desde Alemania, puesto que "vinimos a ver a los abuelos y con esto el niño se entretiene un rato aunque el precio es un poco caro".
El tiovivo nos regala una de las imágenes más bonitas de la jornada, con una señora mayor que persigue a su hija y nieto gritando "yo también me quiero montar", al tiempo que se acercan a la taquilla para hacerse con los boletos.
Los flashes de los móviles tratan de capturar momentos que se recordarán con nostalgia en el futuro. Manos que se agitan desde las barreras de los columpios, risas, conexiones entre padres e hijos y la música navideña amenizan una estampa que reúne el espíritu de estas fiestas. La Navidad sigue siendo ese lugar o periodo en el que los adultos vuelven a ser niños, mientras que los pequeños nos recuerdan lo que realmente importa.
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