Los lugares de la Granada de los 90 que aparecen en la película 'Segundo Premio'

El filme recoge localizaciones de una ciudad alejada de los 'selfies' en San Nicolás, ofrece una mirada interior que reconoce quien ha vivido en ella

Granada, de nuevo camino a los Oscar: 'Segundo Premio', la película de Los Planetas, candidata española

Fotograma de la película, el abrazo a tres con Granada de fondo.

Un abrazo a tres, una mirada de colores lechosos, espesos, donde se paladea el momento entre el sueño y la vigilia, alguien ojeando un vinilo entre luces cálidas, casi apagadas, o un bar, de los de siempre, con un camarero de los de siempre. Desdibujar el 2024 y vestir a Granada de los años 90 en Segundo premio, la película de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez ha sido una tarea que solo se podía conseguir con una receta maestra.

Por un lado, apelando a lugares inmutables e icónicos, evitando en los planos a todo testigo del nuevo milenio, recurriendo a lugares que, aún no existiendo en aquel momento, sí se plantean como escenario perfecto para recrear aquellos y, por último, dando algún que otro maquillaje de pasado a sitios que sí estaban ahí en las noches granadinas de los Planetas.

Si Segundo premio(no) es una película sobre los Planetas, la Granada retratada en el film que va camino a los Oscar tampoco ofrece la fotografía turística, la de los influencers en Instagram. Es, a ojos granadinos, un dibujo más realista, el de las calles nocturnas, las tiendas, los bares y los miradores que no viven congestionados entre selfie y selfie. La de la gente que vive aquí.

Fotograma de 'Segundo premio'. / Bteam Pictures

Sierra Nevada y el Sacromonte

Uno de esos lugares inmutables que se mencionaban en el primer párrafo es el escenario del comienzo de la película. Sierra Nevada, en uno de sus lugares no alterados en las tres últimas décadas es el fondo espeso de una mirada entre dos de los personajes. Detrás de ellos, el Observatorio. Otra referencia que ha cambiado casi nada.

El Sacromonte y una vista panorámica de la ciudad desde sus alturas son el atrezzo natural de una estampa que ilustra, además, el cartel de la película. Con una luz espectacular brilla este barrio granadino que acoge el abrazo entre los (no) personajes de Jota, Florent y May.

Planta Baja

Si alguna parada era obligatoria para narrar la leyenda tras el grupo granadino, era la sala Planta Baja. Testigo imperturbable de la eléctrica escena indie y rock de los 90 en Granada (y los años que vinieron), la sala tuvo su eminente papel tanto en la historia real de la banda, como en el relato de la película, fiel a la nocturnidad que amparó a los músicos. Eso sí, para el rodaje la sala tuvo que pasar por maquillaje y abrir la puerta del tiempo para volver a su mocedad noventera.

Fotograma de la película. / Bteam Pictures

Discos Bora Bora

Lo que ahora es una tienda de parada obligatoria para todo melómano y sede ininterrumpida de los grupos de música de la efervescente Granada, discos Bora Bora, aún no había nacido cuando los Planetas rebuscaban entre vinilos y cds apilados con carteles de Aerosmith o Morente y Lagartija Nick y recortes de periódico en sus paredes. Eso sí, esta tienda ha sido sublime escenario para Segundo premio y la Granada más indie y grunge de los años 90.

Bar Antonio

Bar Antonio es el reflejo y representante de otras tantas barras que frecuentaban grupos como los Planetas. Es el icono de un tipo de establecimiento que era sede social y artística de las bandas de Granada, como la que se representa en la película. Pudo ser, también, el Amador, miembro honorífico de las tantas letras de los Planetas, que aparece en Qué puedo hacer.

El bar Antonio, por desgracia cerró sus puertas hace meses por la jubilación bien merecida de su propietario, Alfonso, hijo de Antonio. Cuestión que hace más intensa la aparición de su bar y de él mismo en la película que podría verse, con suerte y justicia, en los próximos premios Oscar que se celebrarán en Los Ángeles.

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