La obligación de ser mejores
Aniversario · Quince años con los lectores
Hoy se cumplen 15 años desde la llegada de Granada Hoy al panorama periodístico granadino
Entre las muchas mañanas que se han perdido en la desmemoria que produce la monotonía, recuerdo perfectamente el día en que salió Granada Hoy. Después de comprar una barra de pan (40 céntimos costaban entonces), me llegué al quiosco del barrio con la intención de adquirir un ejemplar del nuevo periódico. Aquella acción llevaba implícita dos intenciones. La primera era leerlo ávidamente, con esa inquietud propia de un periodista que trabajaba en la competencia (yo era por entonces columnista y redactor jefe de Ideal). La segunda intención era conservarlo en mi hemeroteca personal, porque para alguien que ejerce este oficio siempre le resultará interesante tener el primer número de un periódico, más que nada para satisfacer ese deseo fetichista de contar con un objeto cuya posesión producirá al menos el placer del recuerdo. Era el 14 de septiembre de 2003. En la presidencia del Gobierno estaba José María Aznar y el ministro de Economía y hombre fuerte del Ejecutivo era Rodrigo Rato, al que muchos españoles creían un mago de las finanzas y resultó ser un mago para evadir impuestos y con el tiempo un profundo conocedor de los banquillos judiciales. En el Ayuntamiento granadino la vara de mando la acababa de coger José Torres Hurtado, vara que tuvo que soltar doce años después debido a los casos de corrupción urbanística de la que fue acusado.
No recuerdo si aquella mañana oí la radio como era mi costumbre. De haber sido así, hubiera oído que Suecia había rechazado su adhesión al euro, que Baltasar Garzón había procesado a Bin Laden y a otros 35 miembros de Al Qaeda y que tres personas habían muerto a derrumbarse el balcón del Ayuntamiento de un pueblo de Zaragoza, un balcón que había sido recientemente restaurado. Otro ejemplo más de las chapuzas de todo tipo que se cometían en este país dado al pelotazo económico y a la corrupción de todo tipo. ¿De qué más me acuerdo? ¡Ah!, sí, de que esa mañana tenía una cita con mi médico. ¿Por qué me acuerdo de ese detalle? Porque el médico me pidió el ejemplar que llevaba debajo del brazo y me preguntó: "¿Es ese el nuevo periódico que ha salido en Granada?" Después de decirle que sí se lo dejé para que echara un vistazo. En la primera página venía a cinco columnas una noticia que decía que un comando de ETA huido había hecho una reserva en un hotel de Sierra Nevada y una foto a ese mismo tamaño de las fiestas del Zaidín, que había acabado. También ocupaban pequeños espacios en la portada noticias como que se había completado la primera restauración del primer león de la Alhambra y que el próximo año (o sea, en el 2004) iban a empezar las obras del Metro. Además, el periódico, para enganchar a sus nuevos lectores, daba gratis piezas de un atractivo ajedrez y cedés con música clásica. Un chollo por un euro y veinte céntimos.
Recuerdo que el médico alabó el producto que yo le había enseñado porque le pareció, por lo pronto, muy atractivo en su diseño, pero no que me dijera que tenía que seguir tomando las pastillas contra el colesterol. En fin.
Ahora, pasado el tiempo, con esa premura que caracterizan los encargos periodísticos ('atracos' los llamamos en el argot), me piden que escriba un artículo para conmemorar el quince aniversario de la salida de este periódico al ruedo informativo granadino. Por supuesto de hoy para mañana. La tarea hubiera sido más fácil si yo hubiera estado en aquel proyecto, pero ¡ay!, yo trabajaba, como he dicho antes, en la competencia, en Ideal, un periódico que llevaba muchos años solo (desde la desaparición de Patria y Diario de Granada unos años después) en el panorama de la prensa escrita granadina.
Sí puedo decir que aquel 2003 fue el 'año de oro' de la prensa escrita porque aproximadamente un mes después de la salida de Granada Hoy, apareció La Opinión, un periódico del grupo Prensa Ibérica. De pronto, el lector de periódicos granadino pasó de tener un solo periódico para informarse a tener tres. Y por supuesto el hecho causó la suficiente zozobra en la redacción del periódico en el que trabajaba. Zozobra porque ambos nuevos periódicos se habían surtido de buenos profesionales que podían causar ese miedo al pisotón periodístico que todo periodista teme en el ejercicio de su labor. No otra inquietud porque al fin y al cabo, siempre lo he creído, la competencia es buena y obliga a los profesionales a ser los mejores en los sectores en los que trabajan. Además, la profesión periodística granadina salió ganando porque por aquellos años muchos periodistas encontraron el ansiado trabajo que buscaban. Nunca antes se había dado en Granada una eclosión tan grande de medios periodísticos y la aparición de aquellos dos nuevos periódicos obligaba a los de Ideal a trabajar con otro ritmo que el que marcaba la soledad en el mercado periodístico. Se decía entonces que lo que no aparecía en Ideal, no había sucedido. Desde ese momento eso ya no sería así.
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