Una subasta une las historias de dos pintores barrocos de Granada emigrados a México y a la Corte del Rey

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Las obras se subastarán el día 7 de marzo con precios de entre 7.000 y 16.000 euros

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Una subasta une la historia de dos pintores barrocos de Granada emigrados a México y a la Corte del Rey
A. R. R.

29 de febrero 2024 - 09:39

Las pinturas de dos artistas granadinos de los siglos XVII y XVIII se encuentran ahora mismo en las habitaciones de una casa de subastas catalana. Los dos lienzos saldrán a la venta el próximo 7 marzo con precios entre los 13.000 y 16.000 euros y los 7.000 y 15.000 euros. Según la casa La Suite, que los saca a subasta la próxima semana, se trata de "obras de gran calidad" de dos artistas nacidos en Granada con una larga historia que, finalmente, los llevó a pasar el final de sus días muy lejos de su ciudad. Ambos pertenecieron a dos importantes talleres pictóricos de la capital, donde se formaron como artistas para, más tarde, emigrar y convertirse en dos autores reputados.

El pintor granadino que emigró a México

La primera pintura es de un granadino que, según explican desde la casa de subastas, emigró a América en convirtiéndose en uno de los artistas más importantes por esas tierras. Hablamos de Francisco Gómez de Valencia, nacido en Granada en 1657 y fallecido en México, primera mitad del siglo XVIII. La obra que saldrá a subasta por un precio estimado de entre 7.500 euros y 15.000 euros tiene como título Memento Mori y se trata de un óleo sobre arpillería firmado y fechado en 1681 al dorso con unas dimensiones de 140 x 107 cm.

Desde la sala, especializada en arte medieval y virreinal, explican que esta "exquisita representación de la Vanitas de la existencia" pertenece a una de los talleres artísticos más importantes y activos de Granada de la segunda mitad del siglo XVII, "influenciado, como tantos otros en la época, por el dominio artístico de Alonso Cano, el Racionero".

Las profesoras Gloria Espinosa y María Teresa Suárez, en un interesantísimo y muy reciente artículo (2023) en el que dan a conocer nuevas fuentes documentales de la biografía del autor y un lienzo hasta entonces desconocido, llegan a la conclusión “que Francisco Gómez de Valencia debió llegar a México hacia 1687” y no en 1699 como se había supuesto en otros estudios.

El pintor, tras tres años de vacío documental, reaparece en 1688, ya en Ciudad de México, en un documento donde informa de su genealogía, inédito hasta la publicación de dicho artículo. La siguiente información que nos dan Espinosa y Suárez del granadino es de 1693, cuando fue nombrado Familiar del Santo Oficio de la Inquisición, cargo con el que obtuvo estabilidad económica, “además de la promoción y el prestigio social anhelados”, razones por las que probablemente había abandonado su ciudad natal. La última información que se tiene de Gómez de Valencia, también en Nueva España, data de 1711, cuando pone de manifiesto su delicado estado de salud a los 54 años.

De entre su más que probable extensa producción, hoy se conservan once lienzos en el Museo de Bellas Artes de Granada —de entre los que sobresalen la Virgen de las Angustias y la Lamentación ante Cristo muerto, de claras influencias paterna, flamenca y del Racionero— y la Asunción de la Virgen en el Museo Nacional de San Carlos, México.

Cieza, del taller de Granada a la Corte del Rey en Madrid

La segunda pieza pertenece al pintor granadino José de Cieza Flores, nacido en 1656 en Granada y que encontró la muerte en Madrid en 1692. Su obra, David vence a Goliat, óleo sobre tela firmado y fechado en 1692 en la espada, mide 130 x 110 cm y se trata de un "dinámico y vitalista retrato de medio busto de David con la cabeza del filisteo Goliat, recién decapitado". Saldrá a subasta por entre 13.000 y 16.000 euros.

Cieza nace en Granada en 1646. Hijo del pintor Miguel Jerónimo de Cieza, se forma en el taller de su padre, siguiendo las pautas pictóricas de la escuela de Alonso Cano y vive el ambiente artístico de la ciudad desde su infancia. Continúa su formación con el discípulo más destacado y amigo de su padre, Pedro Atanasio Bocanegra.

Como leemos en la voz de José de Cieza de la Real Academia de la Historia: "Tras una primera etapa de colaboración en el taller familiar, en obras religiosas y algunas decoraciones efímeras para la fiesta del Corpus, se traslada a Madrid (1685) tras morir su padre. En la Corte se incorpora al grupo de artistas encargados de los decorados teatrales para el coliseo del palacio del Buen Retiro. Sus trabajos le granjean el título de pintor honorífico del Rey (1689), conseguido gracias a la influencia del condestable de Castilla, al parecer su protector en Madrid."

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