El planeta contiene el aliento
Hoy, 8 de noviembre de 2016, es el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre lo que significa que, como cada cuatro años, al otro lado del Atlántico los ciudadanos y ciudadanas de los Estados Unidos de Norteamérica se disponen a elegir a su presidente. Mañana sabremos si después del gobierno del primer presidente afroamericano tendremos a la primera presidenta. No es difícil pronosticar cuál será mañana la portada de toda la prensa mundial. La espera nos mantiene expectantes. Todas las cancillerías europeas miran hacia el oeste. Los rusos, con sus nueve husos horarios, desde Kaliningrado a Vladivostok tendrán noticias a casi cualquier hora del día de después. En España, por ahora, sólo los canarios conocerán las noticias una hora antes que el resto. ¿Nos preguntaremos en el futuro qué hacíamos cuando anunciaron quién había ganado las presidenciales del 16?
¿Será posible que un egocéntrico populista, negado hasta por su propio partido, alcance el puesto que dicen con mayor poder del mundo mundial?
Es probable que a esta altura de la columna se estén preguntando ustedes si habré equivocado los contenidos de Ciencia Abierta y esté redactando una crónica política. Pues, por supuesto, no. Vuelvo a insistir en que la Ciencia como actividad humana tiene repercusiones en todos los ámbitos y además debe estar presente en todos ellos. Y también en estas elecciones presidenciales. Paso a comentarles una científica razón por la que mi voto iría para Hillary Clinton, sin ninguna duda.
En estos últimos días ha sido noticia los problemas de contaminación que sufre Madrid, por poquito no se ha tenido que restringir el tráfico de vehículos privados. ¿Sabe usted si su matrícula es par o impar? A estas fechas del otoño andamos todavía casi en mangas de camisa. Si en algún momento llega el frío y se encienden las calefacciones, habrá aún más problemas con la contaminación sino llueve. ¿Pero llegará el frío? Son muchas las evidencias que en nuestra vida cotidiana nos indican que el denominado Cambio Climático es un hecho, una realidad incontestable. ¿Incontestable? Según Donald Trump, manifestado incluso en los recientes debates con Hillary Clinton, lo del cambio climático es un invento de los chinos para perjudicar a la industria americana. No lo ha dicho en una ocasión sino en muchísimas. En realidad prácticamente todos los precandidatos republicanos negaban el cambio climático; incluso Marco Rubio, uno de los que lucharon inicialmente con más ahínco entre los republicanos negaba el hecho.
Los conservadores republicanos defienden los intereses de las grandes empresas petrolíferas, de las industrias más contaminantes, y su intento, desde hace décadas, es retrasar en lo más posible cualquiera de los cambios que, inevitablemente, tendremos que asumir para mitigar y adaptarnos a los efectos del cambio climático. Al menos mientras estas empresas encuentren formas de seguir ganando tanto o más dinero como hasta ahora.
En el pasado mes de septiembre 375 científicos de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, entre ellos 30 premios Nobel, realizaban una declaración: "El cambio climático de origen humano no es una creencia, ni una farsa, ni una conspiración. Es una realidad física".
Estas palabras dirigidas a la opinión pública se dirigían a quienes niegan el cambio climático, muy en particular para el candidato republicano, aunque no se le mencionara en la declaración. Los científicos decían, además, estar muy preocupados por la posibilidad de que Estados Unidos abandonara el acuerdo de París sobre el Clima, tal como ha declarado Trump. Este acuerdo lleva implícito la reducción en las emisiones de los gases de efecto invernadero para evitar que las temperaturas del planeta sigan subiendo.
La opinión del candidato republicano es que todo esto es un invento de los enemigos de los Estados Unidos y de su forma de vida; esa forma de vida que consume casi una cuarta parte de todos los recursos del planeta para solo un 5% de la población mundial. Claro que decir que, si creemos lo del cambio climático, les van a quitar sus aires acondicionados, sus calefacciones, sus coches, sus malls y hasta sus puestos de trabajo, eso da muchos votos populares. No es que los gobiernos de los demócratas americanos hayan acelerado mucho los cambios necesarios o que no apoyen también a las grandes empresas contaminantes, pero desde luego han dejado de negar el hecho del cambio climático. El presidente Obama se ha convertido en un claro defensor de la lucha contra el cambio climático, aunque quizás ya solo actuando como el pato cojo, es decir sabiendo que ya no podría ser reelegido.
Paul Krugman, Nobel de Economía, viene alertando del enorme peligro que supone para toda la humanidad, presente y sobre todo futura, la negación del cambio climático. Es necesario enfrentarse por todos los medios a quienes niegan esa realidad, en particular a muchos políticos republicanos de los Estados Unidos que han alentado las teorías conspirativas sobre el cambio climático. Si un presidente de ese país no hace nada, las consecuencias serán catastróficas. Tal negación es, en definitiva, negar a la Ciencia. Por desgracia no es el único ejemplo de tal negación en los Estados Unidos. En numerosos lugares de ese país es muy difícil poder enseñar la teoría de la evolución como explicación científica del origen de la diversidad de formas de vida existentes en nuestro planeta o bien debe enseñarse mostrándola como una "teoría" mas en igualdad de condiciones con creencias religiosas que nada tienen que ver con la Ciencia.
Dado que hay encuestas que dicen que buena parte de la población de los Estados Unidos está de acuerdo con la idea de que la Tierra es plana, ciertamente que nuestro esférico planeta debe estar, hoy, conteniendo la respiración. O que las encuestas se equivoquen o nos va a faltar el aire.
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