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La tradición culinaria y los fogones granadinos siguen acumulando piropos por parte de grandes referentes de la cocina internacional. Aunque con un despegue un poco más lento que otras ciudades andaluzas como Jaén o Málaga, esta provincia sigue su propia marcha "Piano, piano, se va lontano" y consigue hacerse su propio hueco a vistas de los más prestigiosos referentes de la gastronomía.
Es el caso de la Guía Michelín, quizás el estandarte de las referencias de este campo, quien reconoce un año más a dos restaurantes granadinos uno en Monachil y otro en Almuñécar. Se trata de la distinción Bib Gourmand, una categoría con la que se premia a los establecimientos cuya cocina mantiene una excelente relación calidad-precio. Es decir, donde se puede probar platos de alta gastronomía por precios más asequibles, para los bolsillos con presupuestos medios.
El nombre, Bib Gourmand, hace referencia al simbólico muñeco Michelín llamado Bibendum, y con ese pequeño logo se reconoce a los restaurantes que siguen esa filosofía: ofrecer una comida de gran calidad a precios no desorbitados como pueden encontrarse en otros establecimientos recogidos en la Guía. En total, existen más de 3.000 cocinas de todo el mundo reconocidas con este emblema y, en Granada contamos con dos: La Cantina de Diego, en Monachil, de comida tradicional y El Chaleco, en Almuñécar y de estilo francés, ambos en esta Guía desde 2017. Este año, el Atelier de Granada capital ha perdido el Bib Gourmand, que ostentaba hasta ahora.
Desde la Guía Michelín explican el reconocimiento a su cocina señalando a su chef-propietario, Diego Higueras, que "apuesta desde los fogones por una cocina tradicional y regional sin grandes complicaciones técnicas... eso sí, fiel a los productos autóctonos de temporada y a la cada vez más en boga filosofía del km 0". Sobre sus especialidades, citan "el Revuelto de morcilla de Monachil, los Tacos de bacalao fritos con tomate, el Solomillo de la sierra con guarnición o la Marcelina, un postre típico". También hablan de su entorno y sobre el propio restaurante, que tiene una terraza de verano y dos atractivos comedores, ambos de ambiente rústico-regional y se trata de un "restaurante de organización familiar emplazado en la zona antigua de la ciudad".
Un restaurante de renombre que ahora, llevado por la hija de los anteriores propietarios, "está sabiendo mantener la esencia de la casa, siempre con un trato exquisito y desde una perspectiva más actual". Definen el restaurante destacando su "coqueto comedor, repartido en dos espacios" donde se podrá "degustar una cocina de inspiración francesa que resulta atípica en la zona". Aquí, explican, trabajan básicamente sobre un "menú/carta a precio fijo, aunque añaden algunas sugerencias y platos especiales con suplemento". Y cierran con una recomendación: "Esté atento, pues con frecuencia... ¡también proponen menús temáticos (Bogavante, Especial Marisco, Aniversario, Menú Belga...)!"
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