Tribuna Económica
Carmen Pérez
Aranceles a la vista
Establecer una buena rutina de belleza es clave a la hora de mantener la piel del rostro con un aspecto sano. De ahí que actos tan sencillos como la limpieza facial o los tratamientos de belleza sean tan importante. Aunque a la hora de llevarlos a cabo es importante tener en cuenta a qué tipo de piel nos enfrentamos, ya que no usaremos los mismos limpiadores faciales ni podremos aplicar ingredientes recién descubiertos, como el retinol, de la misma forma en pieles tan diametralmente opuestas.
Hay distintos tipos de pieles: secas, grasas, sensibles... Cada uno de ellos requiere un cuidado específico, pues tiende a sufrir problemas diferentes: sequedad, acné, enrojecimiento, irritación... Por este motivo, es importante conocer qué tipo de piel tenemos para aprender a cuidarla. Una de las que más dudas genera es la piel mixta, pues comparte rasgos de dos tipos diferentes: la normal-seca y la grasa.
Por un lado, una piel seca necesita hidratación intensiva para evitar que aparezca sensación de tirantez. Debido a la falta de agua, suele ser más delgada, áspera y tiende al enrojecimiento. Por ello, es más propensa a las líneas de expresión y las arrugas. Por otro lado, una piel grasa requiere de una limpieza profunda para equilibrar el exceso de sebo. Se debe a que las glándulas sebáceas generan demasiado sebo, que tapona los poros y deriva en la aparición de impurezas y granitos. Es menos propensa a las arrugas porque es más gruesa, aunque tiende a la flacidez, ya que los aceites hacen que la piel pese más.
Para conseguir el equilibrio entre estos dos tipos, la clave para una piel mixta está en limpiar bien el rostro y usar los productos adecuados. Y es que se tiende a pensar que, si hay grasa, no se necesita hidratación porque ya hay suficiente humedad. Sin embargo, un rostro hidratado tiene un nivel adecuado de agua, pero uno graso tiene una alta cantidad de aceites, por lo que son dos conceptos distintos. Las pieles grasas y mixtas también necesitan hidratación. De hecho, cuando están poco hidratadas, las glándulas sebáceas generan más aceites para intentar compensar esa falta de líquidos.
Por ello, los expertos de Nutritienda.com han recopilado algunos consejos básicos para cuidar una piel mixta, tanto a la hora de limpiarla como de maquillarla.
La acumulación de sebo en la nariz y la frente es una de las consecuencias básicas. Para evitar que obstruya los poros y eso derive en granitos e impurezas, es importante ir eliminando a diario el exceso. Para ello, lo ideal es limpiar el rostro dos veces al día (mañana y noche) con un producto apropiado: que elimine el sebo en profundidad, pero sin resecar.
Una limpieza por la mañana, para eliminar el sebo que se crea durante la noche, y otra antes de irnos a dormir, para limpiar la suciedad, el sudor y otras impurezas acumuladas durante el día, son suficientes. Un exceso de limpieza puede llegar a eliminar la hidratación, lo que potenciaría la generación de sebo en las áreas grasas y resecaría las zonas secas.
Como las pieles grasas, hay que huir de todos aquellos productos que contengan aceites. Lo recomendable es optar por los que sean libres de aceites o no comedogénicos. Pero no hay que olvidar que también se necesita hidratación y no solo para las zonas secas, las zonas grasas también necesitan estar bien hidratadas para equilibrar el exceso de sebo. Por ello, es recomendable utilizar dos cremas diferentes: una oil free en la zona T y otra más untuosa y humectante para las zonas más secas del rostro. Aunque pueda parecer engorroso, incluir esta rutina en nuestros cuidados diarios hará que toda la piel de rostro se sienta más confortable y saludable.
A diferencia de una piel grasa, las mixtas no generan sebo en todo el rostro. Por ello, si se utiliza un limpiador muy agresivo, se pueden llegar a irritar las zonas secas. Debemos optar siempre por limpiadores formulados específicamente para pieles mixtas.
El agua muy caliente deshidrata y elimina los aceites naturales. Eso puede parecer algo positivo si tenemos exceso de grasa, pero no hay que olvidar que una piel deshidratada genera aún más. Al mismo tiempo, las áreas secas pueden llegar a irritarse y quedar demasiado tirantes. Por ello, lo ideal es utilizar agua tibia o fresca. A esas temperaturas, el agua estimula la circulación, algo muy necesario para eliminar toxinas y prevenir la aparición del acné y otras impurezas. El frescor también tiene un efecto reafirmante y descongestivo, especialmente útil para quienes sufran de hinchazón en la zona de alrededor de los ojos.
Una vez a la semana es importante exfoliar para limpiar la piel en profundidad y eliminar células muertas. Hay que insistir más en la zona de la T con un exfoliante específico, ya que suele ser la región más grasa, mientras que en el resto del rostro se puede optar por un exfoliante suave.
Al igual que con el resto de la cosmética, las pieles mixtas deben buscar maquillaje no comedogénico y libre de aceites, para evitar obstruir los poros. Este tipo de maquillaje normalmente posee un acabado matificante, por lo que consigue mantener los brillos a raya durante más tiempo.
Las toallitas matificantes no pueden faltar en el neceser, pues absorben los brillos y dejan el maquillaje con un aspecto mate para que aguante muchas más horas. Si las zonas grasas producen muchos brillos y el maquillaje no consigue evitarlos, siempre se puede retocar a mitad del día.
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