Tribuna Económica
Carmen Pérez
Aranceles a la vista
La pandemia del coronavirus ha cambiado nuestras vidas en muchos aspectos. Los efectos del distanciamiento social en el último año están teniendo efectos significativos en nuestra salud. No sólo a nivel psicológico, sino también en nuestra salud física, y se están reflejando también en el bienestar de la piel.
A efectos de la pandemia ya conocidos, como la pérdida de deseo sexual o el incremento de los síntomas de la astenia primaveral, hay que añadirle el envejecimiento o la inflamación de la piel, entre otras cosas. Las mascarillas, la distancia interpersonal o la poca exposición solar son algunos ejemplos de cómo nuestra piel se enfrenta a una nueva situación, desconocida para ella. Esos elementos, combinados durante meses, han terminado por dañarla, a pesar de seguir una correcta rutina de higiene facial. Gran parte tiene que ver con la falta de estimulación de una importante hormona, la oxitocina, conocida como la hormona de la felicidad.
La oxitocina es un neuropéptido compuesto por solo nueve aminoácidos, que son los bloques de construcción de las proteínas. Esta hormona se produce en ciertas partes del cerebro y, después, se vierte al torrente sanguíneo. También se produce en pequeñas cantidades en otras partes del cuerpo, como los órganos reproductores o las células cutáneas.
Según se desprende del último informe científico de Nivea, titulado Los efectos positivos del contacto humano en la salud de la piel, la oxitocina contribuye al bienestar diario, ya que contrarresta el estrés (tanto psicológico como fisiológico), reduce la presión sanguínea, regenera los músculos, fomenta el sentimiento de apego y fortalece los lazos sociales.
Los ensayos han desvelado que los receptores de la oxitocina están presentes en el tejido y las células de la piel. Esto demuestra, en primer lugar, que las caricias, los abrazos y el contacto físico con nuestros seres queridos están directamente relacionados con un mayor nivel de oxitocina en la sangre, ya que se activa a través del tacto con la piel. Pero, además, también han revelado que la oxitocina disminuye la inflamación y la sensibilidad de la piel.
Sin embargo, la pandemia nos ha obligado a alejarnos de los demás y, por tanto, producimos menos oxitocina, lo cual impacta en nuestro bienestar y en nuestra salud. Piel apagada, envejecida e inflamada, estos son algunos de los efectos de la pandemia en la piel que podemos remediar si seguimos las pautas adecuadas. Los expertos dermatólogos de Nivea han recopilado los principales efectos de la falta de contacto físico en nuestra piel y nos explican cómo cuidar la piel en tiempos de coronavirus para reducir los efectos de la pandemia en el rostro.
Un buen nivel de oxitocina reduce las concentraciones de citoquinas, moléculas de señalización asociadas a enfermedades inflamatorias de la piel, como el eccema o la psoriasis. Está demostrado que la falta de esta hormona hace que las células sean más vulnerables a la inflamación. Así pues, la pandemia ha hecho que las pieles sensibles tengan aún más brotes de este tipo de dolencias.
Las citoquinas, que intervienen en las enfermedades inflamatorias, también están relacionadas con la senescencia, es decir, con el envejecimiento. Cuando no hay suficiente oxitocina que regule las citoquinas, las células senescentes hacen que la piel parezca más envejecida. Esto no sólo significa menos luminosidad, sino también menos firmeza y, a la larga, más arrugas.
En este caso, la culpa es de las mascarillas. Por un lado, producen una fricción continua que produce irritación. Pero, por otro lado, evitan que la piel respire con normalidad y hacen que se acumule el sudor y la humedad de la respiración. Todos esos elementos forman una combinación perfecta para que aparezca este nuevo tipo de acné, que se ha bautizado como maskné por este motivo.
La falta de oxitocina y las mascarillas favorecen la acumulación de células muertas y que se obstruyan los poros. Eso genera impurezas que van provocando un rostro menos luminoso y de aspecto cansado.
La buena noticia es que todos los efectos que el confinamiento y la distancia social están teniendo en nuestra piel se pueden contrarrestar. En algunos casos puede ser una tarea de más largo plazo o incluso requerir ayuda de profesionales, pero siempre se puede recuperar esa piel bonita y saludable.
Es uno de los consejos más difíciles de seguir en este momento, pero también el más efectivo. El coronavirus aún no nos permite abrazar a todas las personas que quisiéramos. Por ello, la clave está en aprovechar los momentos con las personas con las que convivimos.
Las mascarillas reducen la ventilación del rostro durante horas. Es muy importante que la piel respire correctamente, por lo que es necesario hacer una limpieza profunda al final del día. Igualmente, una o dos veces por semana, hay que retirar las células muertas que taponan los poros con una exfoliación con productos suaves pero eficaces.
Tras aplicar la rutina de belleza por la mañana hay que dejar que el rostro absorba los productos por completo. De lo contrario, estará húmedo debajo de la mascarilla, lo que propiciará que se acumule aún más humedad y sudor que la que provoca la propia respiración con la mascarilla y que aparezcan granitos o irritación.
Un bajo nivel de oxitocina y las mascarillas afectan especialmente a las pieles más sensibles y propensas a las enfermedades cutáneas. Por ello, hay que controlar qué productos se utilizan, deben ser fórmulas suaves y compatibles con la piel y evitar todo lo que pueda irritar. Por ejemplo, es mejor no frotar la piel con una toalla para secarla, sino hacerlo con ligeros toques.
Puesto que es necesario limpiar la piel en profundidad y exfoliarla con frecuencia, también hay que hidratarla y nutrirla. Durante estos meses, se puede optar por productos que complementen las rutinas de cuidado, como sérums, mascarillas o ampollas concentradas, y también productos más untuosos e hidratantes que los que se usan habitualmente, especialmente durante la noche.
Están en contacto directo con la mascarilla durante varias horas y eso los va irritando y resecando. Cuando el rostro quede al descubierto, hay que aprovechar para hidratar los labios con un bálsamo labial y, por supuesto, también durante la noche.
Hay diversas dolencias de la piel que sólo debe tratarlas un especialista. Muchos de los factores mencionados anteriormente agravan ciertas enfermedades cutáneas o propician su aparición, y requieren tratamientos especializados. Si es el caso, siempre hay que acudir a un profesional.
La pandemia ha disparado los niveles de estrés de los españoles. No sólo por la incertidumbre de los últimos meses, sino también por la falta de contacto físico con los demás. Sin embargo, un exceso de estrés continuado puede perjudicar seriamente la salud, y no sólo de la piel. Si la situación perdura, lo mejor es pedir ayuda a un profesional.
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