La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sin humanismo no hay progreso

Se puede prescindir de las humanidades, pero la vida perdería gran parte de su valor

Hace un par de años el profesor de filosofía y filósofo Carlos Javier González Serrano publicó el artículo Reconquistando la contemplación en la muy recomendable revista Ethic, cuyo lema es “el progreso sin humanismo no es realmente progreso” y en cuyo consejo editorial figuran Victoria Camps, José Antonio Marina, Eduardo Madina, Fernando Savater o Adela Cortina, en el que escribía: “Queremos vivir todo aquí y ahora, no damos espacio para que las experiencias se desarrollen en todo su esplendor y, con ello, impedimos que la dimensión contemplativa se haga hueco en nuestra cotidianidad, de lo que resulta un estado anestesiado que coarta la posibilidad de sentir auténtica alegría: solo buscamos un inocuo y continuo placer (…) al precio de insensibilizarlos frente a vivencias más hondas y plenas… Quienes sostienen que podemos prescindir de las humanidades, de la belleza o la filosofía, del arte, de la enseñanza musical o de la contemplación de un hermoso paisaje tienen toda la razón. Pero olvidan, a su vez, que entonces la vida perdería gran parte de su valor”.

En este y otros artículos suyos creo percibir un eco del Pasolini de Los escritos corsarios y las Cartas luteranas. Lo confirmaría la reciente publicación de Una filosofía de la resistencia. Pensar y actuar contra la manipulación emocional (Destino) en el que reivindica la necesidad de la filosofía, con mayor urgencia que nunca, “para saber distinguir entre lo bueno, lo deseable y lo prescindible”. Yo añadiría también la necesidad del judeocristianismo, cosa que él no hace dada su filiación schopenhaueriana (Pasolini sí lo hizo desde su ateísmo humanista con hondo sentido de lo sagrado: además de sus ensayos recuérdese su trilogía Accatone, Mamma Roma e Il vangelo secondo Mateo).

No estoy escribiendo de cuestiones abstrusas y elitistas impropias de una columna que ni siquiera está en las páginas de cultura. Muy al contrario, trato de lo que más tiene que ver con nuestras vidas cotidianas y sobre todo con las de nuestros hijos y nietos, para con los que tenemos contraída la deuda –ya que aquí los trajimos sin consultarles– de legarles un mundo mejor que el que recibimos. Trato de la actitud que día a día, instante a instante, tomamos ante la realidad, de nuestra forma individual y comunitaria de responder a sus desafíos. Sin humanidades habrá desarrollo, pero no progreso.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios