Sahara

Familias de acogida de menores saharauis en Granada: "La sensación es de abandono total"

Imagen de archivo de una visita de niños saharauis al Parque de las Ciencias de Granada.

Imagen de archivo de una visita de niños saharauis al Parque de las Ciencias de Granada. / Archivo

"Bachir se quedaba sorprendido cuando veía caer el agua del grifo. Sentía pasión por la playa. Para él, ver el carro del supermercado lleno de comida era algo asombroso”. Pilar Ruiz recuerda las primeras veces, los primeros veranos de Bachir, aquel niño saharaui al que vio por última vez hace dos años hecho “ya un hombrecito”, pasó en su casa en Granada.

“Tengo dos hijos, uno de ellos muy moreno. Y no se distinguía” de aquel pequeño saharaui del que esta granadina habla con orgullo. Los lazos de Pilar y su familia con el pueblo saharaui se anudaron a golpe de compromiso. “La experiencia con los niños es muy gratificante”, recuerda del programa Vacaciones en Paz, la iniciativa que cada año trae hasta la provincia a decenas de menores saharauis desde los campamentos en Tindouf, en Argelia. El proyecto se retoma este año después del parón obligado a causa de la pandemia de Covid-19, que propició que en lugar de traer a los chiquillos, se organizaran envíos de material humanitario.

La de Vacaciones en Paz “es quizá la actividad más sensible de las que hacemos” desde la Asociación Granadina de Amistad con la República Árabe Saharaui Democrática, que estos días vive con consternación el anuncio realizado por el Gobierno nacional en relación al Sahara Occidental.

“Todo es un desastre”, zanja Pilar, que no oculta su preocupación por el anuncio del Gobierno. Ayer, Pilar estuvo en Madrid, en la concentración convocada a las puertas del Ministerio de Asuntos Exteriores a favor de la “autodeterminación del pueblo saharaui”. No fue la única. Un grupo de granadinos salió ayer a las seis de la mañana desde La Chana en dirección a Madrid para protestar bajo el lema No en mi nombre. La iniciativa, indica Europa Press, reafirma el compromiso de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara – que agrupa a más 200 asociaciones– con la República Árabe Saharaui Democrática y con el Frente Polisario después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, enviara una misiva al rey Mohamed VI el pasado 14 de marzo para abrir una nueva etapa en las relaciones con Marruecos. La de ayer sábado no es la primera movilización. El pasado sábado ya se manifestaron en Granada, a las puertas de la Subdelegación del Gobierno.

Jesús Martínez y su familia también han participado durante quince años en el programa de Vacaciones en Paz. Se reconoce consternado por el cambio en el Gobierno central. “No lo esperábamos”, confiesa. “Han tenido en España el país que con más seguridad podía protegerles. El único país que ellos entendían que les reconocía era España”, señala, al tiempo que se confiesa preocupado por las repercusiones futuras de este movimiento. Programas como el de Vacaciones en Paz “están muy apoyados por la Administración. Y si no los van a apoyar porque Marruecos no quiere, tendremos más dificultades” en desarrollarlos, apunta este granadino.

“Tendremos más problemas para hacer los intercambios” con menores de los campamentos. Él y su familia comenzaron a acoger niños saharauis hace quince años. Gabel vino porque requería de una operación. Después acogieron a Marian, que viajó a Granada puntualmente cada verano desde los 7 años hasta que cumplió los 13. Ahora tiene 19. “Estamos intentando que venga con un visado de estudio, pero le van a cortar esta posibilidad”, barrunta Martínez. La joven saharaui ha estudiado en Tinduf y gracias a su esfuerzo obtuvo una beca para continuar con su formación en la Universidad de Sevilla. “No pudo ser por el Covid”, que cerró a cal y canto las fronteras. Ahora su familia granadina teme que no pueda venir a causa de decisiones políticas. “Es un mazazo”, critica Martínez. Han podido hablar con su familia saharaui “lo llevan muy mal”. Asegura que la sensación es de “abandono total”.

No se ha hablado del Sahara hasta ahora, que ha ocurrido esto tan inexplicable”, reflexiona Pilar sobre lo ocurrido en los últimos días. “La responsabilidad que tenemos es un secreto a voces”, recuerda sobre el proceso por el que el Sahara Occidental dejó de ser territorio español. Conocer su realidad y las penurias del pueblo saharaui llevó a Pilar a ligarse a todo tipo de proyectos impulsados por la Asociación, desde viajes, conferencias, artículos a envío de material humanitario. “Nos enseñan los carnés de sus abuelos, los azules, grandes. Eran españoles”. Sólo que nacieron allí “y les ha tocado una vida muy dura”. Esta granadina confía en que el derecho internacional permita “un resquicio” para que los saharauis puedan mantener sus reivindicaciones.“Nos sorprende esta decisión. Hubiésemos pensado que si a España le viene bien... pero hasta lo que entendemos, no es algo que nos beneficie”, apunta Ruiz, que se cuestiona “cómo a estas alturas se puede decir lo que tiene que hacer un pueblo”.

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