La Feria

El Fandi, abonado a la puerta grande en sus 'bodas de oro' con Granada

  • El torero granadino vuelve a salir a hombros en el paseíllo número cincuenta en su ciudad, mientras que El Juli y Roca Rey poco pudieron hacer con unos toros decepcionantes

Así no, así no se crea afición, al contrario, la que fija se irá despidiendo. No está teniendo suerte la empresa con el ganado que está saliendo esta feria por la puerta de chiqueros. Había cierta expectación con los de Victoriano del Río por lo visto en los corrales, estaban bien presentados, sin excesivo peso, con buenas hechuras, pero solo era el envoltorio, en cambio, el caramelo estaba amargo como la hiel.

Era una buena ocasión, la de ayer, para levantar la feria taurina, tras dos tardes un tanto grises y con mucho cemento a la vista, el público acudió, no para lanzar campanas al vuelo, pero tampoco fue una mala entrada. Pero no pudo ser, el público protestó más que ningún día, y quien le puede quitar la razón, la tienen toda. El Juli con su primero, un toro negro mulato, de nombre Listo, con 498 kilos de peso, sacó mucho más de lo que ofrecía, noblón pero sin fuerza. Lo fue cuidando el madrileño como si de un recién nacido se tratara, y con tanto mimo el animal no le quedó más remedio que pasar por la muleta del Juli, pero sin transmitir absolutamente nada. No disgustó la faena al público, pero la espada le jugó mala pasada, tres pinchazos antes de una estocada entera, le dejaron sin premio. Con el cuarto, segundo de su lote, Desenvuelto de nombre, con 536 kilos y negro de capa, nada pudo hacer. De inmediato el toro comienza a rodar por el albero, no dejando que el diestro pueda dar ni un solo pase. Tuvo que coger la espada y despacharlo con media defectuosa.

El cincuenta paseíllo del torero granadina David Fandila El Fandi en la Nueva Plaza de Toros de Granada, como de costumbre, le valió abrir la Puerta Grande y salir a hombros. Le tocó en suerte de inicio un toro de nombre Impuesto, colorao de capa, y con 507 kilos de peso, que recibió con dos largas cambiadas y una tanda de verónicas de rodillas en el centro del ruedo. También lució en el quite por lopecinas e hizo vibrar al público con los tres pares de banderillas. Con la muleta, otra vez rodillas en tierra, comienza el toro a caerse, tras una tanda por el pitón derecho, el toro comienza a hacer cosas raras, hasta el punto de perder el control de los movimientos y no poder apoyar la mano derecha. Abrevió y mató de estocada entera. Se pidió la oreja. Con el segundo de su lote, quinto de la tarde, fue el toro del triunfo, y no fue por la ayuda de Guasón, un toro sin fuerza, negro mulato de capa, que apenas se movía. Toda la faena la tuvo que hacer David, calentó al público con el capote, y lo puso en ebullición con las banderillas, que clavó cuatro pares. Con la muleta, ante la pasividad del toro, tuvo que inventar una faena importante, a base de valor y riesgo, realizada básicamente junto a las tablas del 4. Mató de estocada entera caída. Fue premiado con dos orejas.

Roca Rey, como el Juli, no tuvieron su tarde. En el tercero de la tarde, primero de su lote, manejó el capote con gusto y riesgo, pasándoselo por detrás. Con la muleta, y desde el centro del ruedo, instrumenta una tanda de bella factura en redondo, pero poco más, el toro se le paró y no tuvo más remedio que arrimarse, hasta el punto de llevarse un susto. Dos pinchazos hondos y bajonazo, silenciaron su faena. Con el último de la tarde, un piel de melocotón de nombre Aldeano, otra vez ilusionó al público con el capote, e incluso con las primeras tandas de muleta, pero pronto el toro se fue a querencia y aunque allí realizó la faena el torero, apenas pudo lucir, algunos pases aislados y el obligado, en estos casos, arreón. Siguió fallando con la espada, tres pinchazos y entera, le obligaron a irse de vacío de Granada.

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