La feria | La crónica

A un Metro del Corpus

  • El suburbano registra gran afluencia de público durante los días grandes en Almanjáyar

  • Los usuarios destacan la rapidez y la prestación del servicio durante las 24 horas del día

Las distancias en Granada son menos distancias desde la inauguración del Metro. El suburbano costó dinero -mucho- y tiempo -más aún- pero su puesta en marcha ha revolucionado el transporte en la capital y el cinturón. Cada evento o circunstancia es una nueva prueba para este tranvía con tramos soterrados. Y en el Corpus ha vuelto a aprobar y con nota. Han sido miles los granadinos que han aprovechado la cercanía de la parada Jaén para acercarse a la feria. Un medio de transporte que, además, desde el pasado miércoles y hasta esta misma noche, funciona las 24 horas para agilizar los desplazamientos y evitar que los visitantes tengan que coger su vehículo.

Si el miércoles el ambiente en el ferial presentaba un lleno absoluto, el jueves no fue menos. Y ayer, sin ir más lejos, de nuevo el recinto de Almanjáyar se llenó de granadinos dispuestos a apurar cada segundo antes del fin de fiesta de esta noche. Y muchos, evidentemente, eligieron el Metro. "Es un agobio, hace muchísimo calor y no hay hueco para sentarse; pero es verdad que es muy barato", comentaba Mariola Fernández a pie de parada. Esta joven granadina, sin embargo, recuerda que "para lo que ha costado el metro y lo que han tardado en construirlo creo que no se puede hablar de éxito rotundo, pero merece la pena porque ahora estoy aquí montada y me voy al Corpus con mis amigas", apostillaba con tono positivo. Y es que para muchos el Metro tiene un color especial. El del Corpus.

Cecilia Moreno, en cambio, aprovechaba el viernes de Corpus para estrenarse en el suburbano. "Es la primera vez que voy a subirme en el metro, pero me han adelantado que está muy bien", zanjaba. Las críticas constructivas abundaban ayer entre los vagones. Desde la plaza de la Hípica hasta el mismo ferial, pasando por paradas y estaciones de enjundia como Recogidas o Villarejo -la más próxima al populoso barrio de La Chana sin contar la del Cerrillo de Maracena-, la imagen se repetía una y otra vez. Trenes llenos y mucha gente en las paradas con caras circunspectas ante la previsión de empujones. "Hemos viajado como sardinas. Hay que ser consciente de que hay que hacer cola, y todo el mundo pegado no puede estar. La gente se metía y no había sitio. Pero volveré a ir y regresar en Metro", aseguraba risueño Salvador Valderrama, otro de los usuarios que se ha decantado por el suburbano para llegar al ferial. Si de día la respuesta está siendo buena, de noche no lo es menos. El tranvía viaja cargado de pasajeros de madrugada. Incluso en 'horas punta' presenta estampas parecidas a las registradas pasadas las doce del mediodía. Y es que el alcohol aquí juega un papel muy importante. A la tradicional oferta de taxis y autobuses feriales, ahora se suma el tren. Una opción más que reparte los viajeros entre las distintas alternativas de transporte. "Yo antes cogía el bus ferial, pero es que vivo en el Zaidín y tardo más, prefiero ir en el Metro que, encima, tiene parada en la puerta de mi casa", explicaba Juan Ignacio Chica en el apeadero adyacente al recinto ferial. Su caso es también el de muchos de los vecinos de Albolote, Maracena o Armilla; los otros tres municipios por los que discurre.

"Vivo en Albolote y no me gusta la feria. Si vengo es porque está haciendo una noche agradable y por la comodidad de hacerlo en el Metro", destacaba en tono lisonjero Lucía Pertíñez, vecina del cinturón. Ese rebote interurbano del tranvía se nota y mucho a altas horas de la madrugada. Al cerrar las casetas y desalojar el Corpus, la terminal de Albolote recibía a cientos de pasajeros cuya única opción para llegar a su pueblo pasa por bajarse en la única parada de la que dispone la línea allí.

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