Ataque en el Kremlin

Algo más de un año después del inicio de este conflicto parecen cruzarse nuevas líneas rojas

Hace un par de días conocimos el supuesto ataque con drones en la cúpula de uno de los edificios del Kremlin donde se ubica la sede de la presidencia rusa; el objetivo de intentar asesinar a Putin por parte de las fuerzas ucranianas es la hipótesis que se ha difundido desde las autoridades rusas.

La verdad es que también circulan versiones que defienden que se trata de un falso ataque o un ataque autoinflingido promovido por los servicios secretos de Rusia, para justificar una agresión contra el líder ucraniano Volodimir Zelenski. De hecho, voces influyentes rusas apuestan por desarrollar un ataque específico para eliminar a Zelenski.

Confieso que en relación a este asunto de la guerra en Ucrania por la invasión rusa a este país, tengo la convicción de que desde el punto de vista informativo no tenemos todos los datos e, incluso, muchas veces puede ser cierto eso de que nada es como parece. En la guerra, la intoxicación informativa para abonar el miedo y la incertidumbre en las filas enemigas es algo común y habitual.

Pero también confieso mi convicción de que el mundo corre hoy un riesgo real porque, además de las consecuencias en vidas para los habitantes de Ucrania y para los ejércitos ruso y ucraniano, además del coste para miles de familias que han tenido que huir de Ucrania hacia otros países y además del impacto en la economía a nivel internacional, el riesgo de extensión del conflicto bélico e (incluso) que se usen armas nucleares y/o biológicas, es un riesgo real que puede buscar su justificación en situaciones como este supuesto ataque al Kremlin para asesinar a Putin.

Podemos poner un punto de esperanza en las iniciativas de paz que abanderan China o Brasil, pero hay que ser escépticos porque da la impresión de que estos momentos podrían ser previos a un recrudecimiento del conflicto para una nueva batalla final que nos muestre capítulos más dramáticos incluso que los ya acontecidos.

Pero algo más de un año después del inicio de este conflicto parecen cruzarse nuevas líneas rojas y es por eso que, al menos para mi, continua vigente la preocupación por las consecuencias actuales y las que potencialmente puede haber en un futuro inmediato. Ojalá llegue la paz pronto.

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