Rayo Vallecano-Granada La crónica

El Granada hace el ridículo en Vallecas (2-1)

  • Indigno y lamentable partido del equipo rojiblanco, sometido y zarandeado por un Rayo Vallecano que jugó en inferioridad numérica desde el minuto 5

Melendo controla el balón ante un jugador del Rayo Vallecano

Melendo controla el balón ante un jugador del Rayo Vallecano / Agencia LOF (Madrid)

El Granada descendió en una temporada ridícula e hizo el ridículo ya descendido. Fue este miércoles en Vallecas. Ante el Rayo Vallecano perdió por 2-1 haciendo un partido impropio de un equipo profesional. Asistió a la fiesta de la salvación de los de la franja sin hacer nada por evitarla.

Lo más grave es que jugó desde el minuto 5 en superioridad numérica por la temprana expulsión de Trejo. Pese a la situación favorable fue sometido, dominado y zarandeado por el Rayo, que se puso 2-0 con dianas de Lejeune y De Frutos.

Lo único positivo en los rojiblancos fue el estreno del joven Rodelas, que gustó y asistió a Lucas Boyé en el postrero 2-1. Por lo demás, el equipo no pudo, como durante toda la temporada, y en muchos momentos dio la sensación de que no quiso. Vergonzoso.

Sandoval metió hasta seis cambios en su once inicial. Cambió a medio equipo entre el anuncio de dar por terminada la temporada de varios tocados o lesionados y la obligación de rotar tras el choque ante el Real Madrid. El plan, basado en un 1-4-2-3-1 con Melendo de media punta, hizo aguas desde el inicio.

Y eso que el partido se puso de cara nada más empezar al quedarse con diez jugadores el Rayo a los cinco minutos. Los locales, que habían salido desde el saque inicial en tromba movidos por la necesidad y con el aliento de su público, vieron cómo Trejo veía el camino de los vestuarios nada más empezar por dar un patadón en el rostro a Rubio.

El ínclito Díaz de Mera mostró de primeras amarilla, pero cambió el color a rojo tras ser avisado por el VAR. Se quedó el Rayo con diez, lo que no sabía nadie hasta ver el desarrollo del primer tiempo es que el Granada jugaba con algunos menos.

Jugadores como Corbeanu o Melendo apenas aparecieron, los laterales se olvidaron de subir, el equipo se dejó las ganas y la personalidad en casa, el amor propio, como tantas otras veces esta temporada, brilló por su ausencia.

El resultado fue un primer tiempo penoso, lamentable, ridículo, vergonzoso, ni siquiera permitido pese al descenso ya firmado. Este Granada volvió a sonrojar a sus aficionados siendo superado por un rival con uno menos que pelea por la salvación. Indigno de un equipo de Primera, de Segunda o de Regional.

Nada más quedarse con diez, Álvaro y Camello perdonaron en una contra el 0-1. Luego llegó la única ocasión clara del Granada en el primer tiempo, con un cabezazo de Rubio que se marchó fuera por milímetros.

A partir de ahí, todo lo hizo el Rayo. Querer, ganar balones divididos, vencer los duelos, tener el balón, crear ocasiones, buscar el triunfo. Ante un Granada plano, insulso, sin constantes vitales, con la mente en las vacaciones.

Mediado el primer tiempo, el debutante Marc Martínez mandó a córner una falta de Isi que se iba fuera. En la segunda acción de ese saque de esquina chutó a gol Isi, se le escapó el balón al meta, Rubio despejó mal y Lejeune marcó de medio chilena un gol cómico, tan de ‘Videos de Primera’ como la primera parte del Granada.

A continuación, Marc Martínez evitó el 2-0 en una contra rayista en el mano a mano ante Isi. Menos mal.

Sólo Pellistri daba la sensación en el Granada de poder desequilibrar, pero el uruguayo apareció menos que a cuentagotas.

Luego llegó otro remate de Rubio de cabeza a las manos de Dimitrievski, pero estaba invalidado. El Granada sólo era capaz de llegar a balón parado. En juego estático, la nada más absoluta.

Antes del descanso, Lejeune rozó el doblete con otro balón suelto en el área tras un córner con un chut que mandó fuera mientras que el tiro desde la frontal del área de Unai López se marchó por encima de la meta visitante.

Segundo tiempo

Sandoval era consciente de que tenía que cambiar algo, porque hacerlo peor era imposible, e inició la segunda parte con Callejón y Gonzalo Villar en el campo. Se retiraron Melendo y Corbeanu, los dos que de forma más clara no habían comparecido en el primer acto.

El Granada ni mucho menos salió volcado tras el descanso, pero sí al menos fue capaz de tener el balón y de jugar mucho más en el campo rival. La volea de Gonzalo Villar tras un saque de esquina salió rozando el poste. Aunque fue un espejismo y los derroteros siguientes fueron similares al primer tiempo.

A la hora, tras una falta de Isi a las manos de Marc Martínez, entró Matías Arezo por Sergio Ruiz, mutando el equipo a un 1-4-4-2, con Gonzalo Villar en el doble pivote junto a Gumbau. Justo después el meta volvió a quedarse con el balón tras otro intento local, esta vez de Camello.

El Rayo dormía a la perfección el choque ante un Granada venido a menos, si que es alguna vez en el partido estuvo en el más. El equipo de Sandoval parecía, por momentos, jugar a no querer marcar. Es imposible ser tan inocuo y tan inofensivo ante una escuadra en inferioridad.

Tuvo el Rayo el 0-2 en un clarísimo mano a mano de Álvaro ante Marc Martínez, tras un clamoroso fallo de Gumbau, que el gaditano falló cuando lo tenía todo para marcar.

Sandoval, el único que parecía querer, metió para la recta final del choque al joven del filial Rodelas por Torrente. Y lo primero que hizo el canterano fue encarar, regatear y sacar una falta. Más que muchos de sus compañeros en todo el partido. El nuevo cabezazo de Rubio se marchó fuera.

El Granada demostró que se puede caer más bajo en el minuto 80 cuando De Frutos marcó el 0-2 tras el enésima disputa perdida, este vez por Matías Arezo ante Ciss, y un poco de fortuna de Jorge De Frutos ante Marc Martínez. Desde la Sala VOR se avisó al árbitro por posible falta, una clara ‘plancha’ al uruguayo, pero Díaz de Mera mantuvo su decisión de gol. Dos decisiones a favor del Granada ya era demasiado para este árbitro.

No salva al Granada del bochorno el arreón final, con opción de marcar de Callejón y el 1-2 firmado de tacón por Lucas Boyé en el minuto 88 tras una buena jugada y asistencia de Rodelas, sin duda alguna un verso suelto en la paupérrima actuación del equipo.

 

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