Patrimonio

Los tesoros ocultos de la Alhambra: el almacén que conserva las casi 200.000 piezas de sus fondos

Los tesoros ocultos de la Alhambra: el almacén que conserva las casi 200.000 piezas de sus fondos

Los tesoros ocultos de la Alhambra: el almacén que conserva las casi 200.000 piezas de sus fondos / Antonio L. Juárez/ Photographerssport

El Museo de la Alhambra posee la mayor colección de arte hispano-musulmán. Sus más de 200.000 piezas lo sitúa también en los primeros puestos del ranking en cuanto a contenidos de todos los espacios de exhibición del mundo islámico. Unos fondos que lo sitúan a la altura de  emblemas como el Mueso del Cairo o el del Palacio de Topkapi en Estambul. Situado en el piso bajo del Palacio de Carlos V con entrada por su zaguán principal, en sus siete salas se muestra de forma cronológica el desarrollo de la cultura hispanomusulmana desde el siglo VII, con las conquista de la Península, hasta el final del periodo nazarí en 1492. Una evolución que se narra con joyas artísticas del calibre del célebre y celebrado Jarrón de las Gacelas. El problema es que sólo algo más de 300 elementos conforman ahora de su exposición permanente, un porcentaje ínfimo comparado con esos doscientos millares que lo constituyen.  

Así lo explica Purificación Marinetto, jefa del departamento conservación museística del Patronato que gestiona el monumento y del que depende el Museo de la Alhambra. Pero, ¿dónde descansan esas más de 199.600 piezas? También en la colina roja pero custodiadas en el edificio de los Nuevos Museos, ubicado en el Generalife y fuera de los circuitos de visita turística. Accesibles sólo al personal laboral pero disponibles para la consulta de los investigadores, se conservan unos bienes que de estar expuestos lo convertirían en uno de los cinco mejores museos del mundo islámico.

Meticulosamente envueltas y en diferentes estancias adaptadas a las distintas necesidades de conservación, conviven las delicadas piezas de cerámica y vidrio que conformaron el ajuar de la Alhambra: botes de perfumes, cuencos, copas o ampollas para medinas... Junto a ellas, utensilios de metal como dedales, cascabeles, hebillas o material quirúrgico se ordenan en enormes mubles con las joyas, ropa o calzado que han llegado hasta el presente.

En las mismas naves en las que se montaron los enrevesados artesonados, descansan los fragmentos de las yeserías, celosías, coloridas vidrieras o lujosas puertas que un día dieron paso a los antiguos habitantes de estos palacios. "Ahora vemos una Alhambra desnuda", cuenta la responsable de conservar esos restos que resultan fundamentales para imaginar la vida diaria de aquellos opulentos monarcas. 

Una de las armaduras montada en el edificio de los Nuevos Museos. Una de las armaduras montada en el edificio de los Nuevos Museos.

Una de las armaduras montada en el edificio de los Nuevos Museos. / Antonio L. Juárez/ Photographerssport (Granada)

Vestigios de unos edificios que en algunos casos han resistido para convertirse en el monumento más visitado de España pero en otros no han subsistido al paso del tiempo dejando sólo estos pequeños testimonios para ser recordados. Ese es el caso del Palacio de los Alixares, la antigua almunia real que ocupaba los terrenos del actual Cementerio de San José, o Dar al-Arusa, enclavado en la parte más elevada del Cerro del Sol, por encima de las huertas del Generalife y de la Silla del Moro. 

El problema

El director del Patronato de la Alhambra y el Generalife, Rodrigo Ruiz-Jiménez, aseguraba en una entrevista a este diario concedida poco después de tomar posesión del cargo que el problema de la falta de espacio afecta a los dos museos que alberga la Alhambra actualmente: el mueso de arte hispanomusulmán y el Museo de Bellas Artes, que se sitúa en la segunda planta del mismo Palacio de Carlos V. Gestionado por la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, desde hace años este último busca acomodo en el centro de la ciudad sin que ninguna propuesta llegue definitivamente a materializarse. Una mudanza que si pasase del terreno de las elucubraciones a los hechos dejaría libres las salas que ocupa para exponer parte del patrimonio que se guarda en cajas en el Generalife. De esta forma el Museo de la Alhambra directamente duplicaría su espacio.  "Tenemos fondos guardados que si se exponen pondrían a Granada dentro de las 25 ciudades museísticas más importantes de Europa, y no vamos a tener un gran nombre con un cascarón vacío", cuenta Ruiz-Jiménez sobre la riqueza hurtada en la actualidad a la visita pública y que sería visible tras el cambio de ubicación del Bellas Artes, una prioridad manifiesta para el actual delegado de Cultura, Fernando Egea

Las réplicas de las esculturas de la fuente del Patio de los Leones. Las réplicas de las esculturas de la fuente del Patio de los Leones.

Las réplicas de las esculturas de la fuente del Patio de los Leones. / Antonio L. Juárez/ Photographerssport (Granada)

Además de la dificultad de la falta de espacio para exhibir auténticos tesoros de las colecciones de los dos museos, la conservadora señala un hándicap añadido a la hora de mostrar un mayor número de bienes: los nuevos diseños museográficos tienden a dar más protagonismo a cada elemento en detrimento de la cantidad de piezas expuestas. 

Historia

Para entender la abundancia de fondos hay que remontarse a su historia. Creado en 1942 como Museo Arqueológico de la Alhambra, pasó en 1962 a denominarse Museo Nacional de Arte Hispano-musulmán, dependiente del Ministerio de Cultura, hasta 1994 en que adquiere su actual denominación y se gestiona por el Patronato de la Alhambra y el Generalife. Posee la mejor colección existente de arte nazarí.  Aunque buena parte de las piezas procedentes de excavaciones y restauraciones realizadas en la misma Alhambra, esa categoría de museo nacional lo hizo depositario también de hallazgos encontrados en otros yacimientos y adquiridos por el Estado. 

Esas ampliación del foco le permitió atesorar una selecta colección de arte hispanomusulmán y musulmanes orientales que posibilitaban una comprensión más exacta de la evolución de este arte, tanto en la región de Al-Ándalus como en el mundo árabe. Por este motivo el Patronato continuó adquiriendo este tipo de fondos así como obras de arte inspiradas por el propio monumento. "Tenemos una colección muy buena de piezas egipcias, turcas o norteafricanas", cuenta Purificación Marinetto, quien advierte que los criterios para la selección de nuevas adquisiciones responden a su valor testimonial, como documentos que aportan información sobre las distintas etapas vividas por los palacios y su entorno, como al propio valor artístico de las piezas. 

Obras pictóricas conservadas en el almacén, como el retrato de Ángel Barrios. Obras pictóricas conservadas en el almacén, como el retrato de Ángel Barrios.

Obras pictóricas conservadas en el almacén, como el retrato de Ángel Barrios. / Antonio L. Juárez/ Photographerssport (Granada)

Ese es el motivo por el que, atendiendo a criterios de conservación, en una misma sala de los Nuevos Museos pueden guardase cuidadosamente envueltos y empaquetados chapines de piel de los que se empleaban en los baños árabes y luego se pusieron después de moda en las cortes cristianas de la época a un cuadro de Soledad Sevilla inspirado en la geometría Alhambreña. "Una acuarela del XIX puede dar mucha información sobre la forma de los jardines en aquella época", señala la investigadora, quien destaca a la vez que la Alhambra tiene que seguir siendo fuente inspiración a la creación actual. 

También hay material que forma parte de la trayectoria del Patronato de la Alhambra, como mobiliario histórico o las maquetas encargadas para diferentes exposiciones, y a veces bienes que proceden de donaciones. Un ejemplo es el púlpito que recientemente se realizó para la cinta histórica Los constructores de la Alhambra, que la productora decidió regalar y que se utilizará como material didáctico. Algo similar ocurre con las réplicas de la fuente del Patio de los Leones, unas esculturas hechas por el cantero del monumento que actualmente reposan allí pero hay una más que está en el edifico junto al restaurante Las Mimbres que el Patronato dedica a actividades pedagógicas. 

Exhibición

Toda esa cantidad ingente de material repartido en varias salas y tres grandes naves está meticulosamente inventariado para facilitar su consulta a los investigadores que llegan desde los cinco continentes. Si bien ellos normalmente acceden sólo a los fondos que ya se encuentran digitalizados por cuestiones de seguridad, no todos estos valiosos elementos permanecen siempre ocultos a los ojos del público pues son numerosas las ocasiones en las viajan prestados a instituciones como el Museo Reina Sofía o los principales museos arqueológicos de todo el planeta. Además, periódicamente el departamento de museos organiza muestras específicas en las salas de exposiciones temporales del Carlos V. Por ejemplo, recientemente se han dedicado varias a diferentes tipos de cerámica. En otros casos esas piezas están incrustadas en las exposiciones más diversas, como la que antes del verano se dedicó a la fotografía de moda con la Alhambra como escenario. 

Aunque en su momento se barajó la opción de hacer un almacén visitable al estilo del que está abierto al público en el Victoria and Albert Museum de Londres, la idea no se llevó a cabo para garantizar la seguridad de las piezas. De realizarse finalmente algún día este proyecto así como el traslado del Bellas Artes, los visitantes podrían admirar piezas aquellos bellos palacios que formaron la fisionomía musulmana de la ciudad pero ya están desaparecidos así como de la Alhambra cristiana y de la Alhambra en el arte actual. Bienes vinculados a la historia de la ciudad, como la impresionante armadura de madera que cubría el crucero de la Iglesia de la Merced, actualmente sede del Madoc, y otras que son auténticas joyas de arte islámico, como una impresionante mesa de escritorio siria del XIX. Y por supuesto, muchos más elementos de las suntuosas cortes de los sultanes a los que las leyendas atribuían no pocos tesoros, como una impresionante alfombra de 4x8 metros que cubría los suelos del Generalife. Unas piezas que ayudan a comprender en toda su dimensión la vida en una Alhambra que ahora se pasea desnuda. 

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