La negociación colectiva es un elemento fundamental para cimentar las condiciones de vida de clase trabajadora en su constante enfrentamiento contra la explotación capitalista, pero también para configurar el modelo de provincia que queremos articulado en base a unas relaciones laborales sanas. Granada no puede avanzar desde un modelo precariedad generalizada. Este primero de mayo va de eso.

Durante el último año, en Granada, se alcanzaron importantes avances con la firma de varios convenios colectivos, abarcando sectores como el campo, el metal, las oficinas y despachos, y el comercio. En todos ellos se han tratado entre otros aspectos las imprescindibles y obvias subidas salariales para afrontar con dignidad la vida cotidiana.

Sin embargo, no todos los convenios han seguido un curso positivo. El Convenio de Hostelería se convirtió en un punto de discordia. CCOO, después de tres años de arduas negociaciones, se negó a firmar el convenio considerando que precarizaría el empleo y por tanto la vida de decenas de miles de granadinos y granadinas.

Esta es la forma en la que los sindicatos incidimos en la economía de Granada, a través de su gente trabajadora buscando repartir la riqueza. Y desde este plano afrontamos otras negociaciones vigentes como el de transporte urbano, la limpieza de edificios y locales, o el manipulado de alimentos en la costa. Estos tres convenios que afectan a un gran número de trabajadoras son un motor económico vital para la provincia, por ello hay que hacer un llamamiento a la responsabilidad empresarial en un momento de récord de beneficios empresariales, para que sean distribuidos equitativamente entre la clase trabajadora que genera esa riqueza. Porque Granada nunca podrá ir bien si sus gentes no van bien. Este extremo deberían tenerlo claro, no solo los empresarios, sino también nuestras administraciones, y para recordárselo nos manifestamos este primero de mayo.

La negociación colectiva no se limita únicamente a subidas salariales. También es una herramienta para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, entre ellas la jornada laboral. El antiguo modelo ignoraba las tareas de cuidados y el tiempo dedicado a “la vida”. Hoy, más de 50 años después de su instauración, nuestra sociedad ha cambiado tanto que la modificación de la jornada laboral se convierte en una herramienta adicional para mejorar la vida de granadinos y granadinas. Es necesario abordar con urgencia cambios estructurales que llevan décadas de retraso, valorando aspectos que van más allá de la productividad.

Por todo ello, desde CCOO, hacemos un llamamiento este 1º de Mayo para exigir, algo tan sencillo como que el trabajo se convierta en un medio para vivir con dignidad y no sea una forma de explotación. Es el momento de hacer las cosas mejor. Somos madres, padres, hijos e hijas que necesitamos tiempo para cuidar y tener experiencias vitales que trasciendan el ámbito laboral. Y esta realidad debe estar respaldada y garantizada por las políticas laborales. Y Granada lo necesita.