Dimisión de Sebastián Pérez: Y 15 años después, Onofre Miralles lo vio caer
Una relación que se enturbió en 2006 con una querella del PP contra la esposa del líder de Vox
Era octubre de 2006 y Sebastián Pérez, que llevaba apenas dos años en la presidencia del PP de Granada, decidió apoyar al entonces diputado nacional y concejal de Ogíjares José Luis del Ojo, denunciado por supuesta corrupción urbanística. Para ello, autorizó una querella contra la interventora de aquel municipio, que había informado sobre supuestas prácticas irregulares del edil. El problema es que aquella funcionaria, Elena, estaba casada con un joven abogado militante del PP, un hombre que en aquel instante decidió alejarse el partido y que hoy, casi 15 años después ha vivido en directo la caída del líder popular: es Onofre Miralles, actual portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Granada.
Miralles, que hace dos décadas podría considerarse uno de los delfines del ex presidente del PP José Luis Martínez Soriano, no ha sido hoy un espectador sin más de este episodio, sorprendente para la mayoría. En realidad, el ex del PP podría (si quisiera) presumir de ser la puntilla que en la plaza de toros supone el derrumbe del astado herido. Sebastián Pérez ha anunciado su renuncia del partido en el salón de plenos y como reacción a una propuesta para encumbrar a Onofre Miralles a la presidencia de una comisión que tiene como misión controlar el trabajo del área de Contratación, que es justo la parcela de poder del dimisionario.
Pérez ha expuesto sus problemas internos en el partido, la desconfianza y la división que han reinado en los últimos meses y que eran de sobra conocidos, la falta de apoyos de los miembros de su propio grupo municipal, sobre todo en su reivindicación de tomar la Alcaldía en 2021 (el conocido pacto del 2+2 con Luis Salvador). Pero, si todo eso lleva tanto tiempo en el ambiente, ¿por qué ahora? ¿por qué anunciar una dimisión orgánica (de su partido) en el mismo salón de plenos?
Porque hasta el último momento Pérez ha tratado de impedir que saliera adelante la iniciativa que pondrá a Onofre Miralles a fiscalizar todo el trabajo del área en la que él gobierna. Así que el líder del PP se ha inmolado en ese momento, ha enarbolado la bandera del "honor" y se ha marchado por la puerta dejando a todos con la boca abierta. Una salida de campanillas que habrá puesto el regusto del triunfo en la bancada de Vox (y en la que no es de Vox).
Miralles ha reiterado siempre en público que no persigue venganza alguna por el pasado, que no tiene nada personal contra Sebastián Pérez, que él nunca lo vetó... Pero la realidad es que el líder de Vox, desde su entrada en la vida política municipal la primavera pasada, siempre ha contribuido por acción u omisión a esa caída de Sebastián Pérez. A pesar de que el cabeza de lista del PP consiguió más votos que Ciudadanos (y por tanto más concejales) en las últimas elecciones locales, Luis Salvador se hizo con el bastón de mando gracias esas reticencias de Vox para hacer alcalde a Sebastián Pérez. Su voto era imprescindible.
Tanto si es verdad que Miralles nunca vetó a Pérez de forma explícita como si no, la clave es que la dirección del PP nacional así lo creyó y para garantizar un gobierno de coalición en Granada -además de otras negociaciones paralelas- permitió ceder la Alcaldía a Ciudadanos (con solo 4 concejales). Fue el primer golpe fuerte para el líder del PP, que se vio relegado a un segundo puesto en el gobierno municipal. Y esto ya lo tenía muy vivido durante muchos años a la sombra de José Torres Hurtado.
Los problemas para Sebastián no han dejado de crecer desde junio pasado, porque él se tragó el sapo de no ser alcalde con la condición de una hipotética alternancia a los dos años, algo que tampoco parece que vaya a ocurrir con Onofre Miralles como llave de poder en el bipartito. Y así hemos llegado hasta la propuesta de hacer una comisión de control de contratos, una medida que a Pérez no gustó desde el principio (a su juicio era dar por hecho que las cosas no se hacen bien por norma), pero que hoy se ha convertido en una barrera infranqueable al constatarse que estará presidida por Onofre Miralles, aquel joven que salió del PP para defender el honor familiar.
Sebastián ya no es presidente del PP, pero se guarda el acta de concejal. Se seguirá viendo la cara con todos en el salón de plenos y, sobre todo, dispone de un voto crucial para la gobernabilidad de la ciudad que ahora, sin el cargo en el partido, puede manejar a su exclusivo criterio. "Si yo fuera el alcalde, no estaría tranquilo", ahí lo ha dejado.
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