La heredera de todo un revolucionario del turismo
Duquesa de San Pedro de Galatino
Teresa de Medinilla y Bernales, la sobrina nieta de Julio Quesada-Cañaveral, no entiende que Granada no disponga aún de AVE
Granada/El Duque de San Pedro de Galatino dejó una honda huella en Granada y más aún en el turismo. Julio Quesada-Cañaveral y Piédrola fue un noble que supo anticiparse a su época y a través de la política, como diputado, luchar por su provincia adoptiva al estilo de los británicos en sus circunscripciones.
"Llegó a enfadarse con Alfonso XIII porque no hacía una cosa por Granada. Su ilusión es todo por Granada". La que habla es su heredera Teresa de Medinilla y Bernales, actual duquesa de San Pedro de Galatino, que esta semana estuvo alojada en el AC Santa Paula junto a parte de su familia para acudir como invitada de honor a la vigésima edición de los premios que llevan el nombre de su tío abuelo y que organizan desde la Federación Provincial de Empresas de Hostelería y Turismo.
"Es una cosa extraña que después de tanto tiempo lo recuerden. El pueblo suele ser desagradecido, los humanos en general solemos serlo", apunta sobre el legado que ha dejado la figura del duque en Granada, que tiene unos premios, una calle y una estatua a su nombre, y que aparece en la palestra para compararse a los políticos de la época que no pelean lo suficiente por este pedazo de tierra.
"Cada vez que he venido me han comentado cosas diferentes que hacía el duque, tiene el mismo recuerdo la gente de una clase media alta que de una clase media baja", señala la heredera del Ducado en referencia al carácter "terriblemente bondadoso" que manifestaba Julio Quesada con personas de distintas clases sociales.
"Cuando estaba muy malo decía llevadme a enterrar a Granada", rememora la duquesa sobre el amor que el conde de Benalúa y Señor de Láchar profesaba por una provincia a la que aportó, entre otras cosas, un tranvía a Sierra Nevada, el majestuoso hotel Alhambra Palace, la primera fábrica de caña de azúcar con nuevas técnicas de cultivo aprendidas en sus viajes a América o el regadío ahora tan valorado en infraestructuras como por ejemplo la presa de Rules. "Como decía Manuel Fraga es una pena que el duque no haya vivido en el siglo XX porque revolucionó el turismo".
"Se pasó su vida yendo y viniendo fuera para siempre invertir aquí en Granada", explica su sobrina nieta sobre el trabajo que hizo el duque en una provincia en la que, desde su puesto de empresario y político, intentó mejorar considerar las infraestructuras y las comunicaciones de un lugar que siempre estará marcado por el turismo.
Por eso, Teresa de Medinilla no logra comprender por qué la Alta Velocidad todavía no ha hecho escala aquí. "Siempre que tengo un político cerca le digo que no entiendo que se haya hecho un AVE a Córdoba y Sevilla, y Granada no tenga uno", señala la duquesa para la que Granada es una ciudad privilegiada a media hora tanto de Sierra Nevada como de la playa que debería tener unas infraestructuras a su altura.
También opina sobre Sierra Nevada, a la que el duque de San Pedro de Galatino llevó una carretera y un tranvía, y considera que el Estado tendría que hacerse cargo de la estación y de los medios de comunicación. En este sentido, recuerda el fallido proyecto del exalcalde José Torres Hurtado de realizar un funicular hasta la montaña como una iniciativa que, en su opinión, podía haber sido muy positiva para Granada y su entorno.
Respecto a la actualidad, celebra los buenos datos del turismo que va consiguiendo la provincia y no ve excesivos problemas de turistificación para pasear en una capital que además valora como "bastante segura" y que está sabiendo trabajar bien un turismo de clase media con un servicio excelente. "Yo siempre digo que donde se ponga un camarero del sur, no hay comparación", expresa la duquesa que asegura que seguirá viniendo a los premios del turismo mientras la salud le siga respetando, aunque ya va abonando al terreno a su hija mayor que heredará el Ducado de San Pedro de Galatino.
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