Villaviciosa, la casa y el secadero que resisten a las embestidas del urbanismo en Granada

Patrimonio

Esta edificación típica de la Vega granadina está en proceso de incluirse en el Catálogo de Patrimonio Histórico Andaluz y, por tanto, existe la obligación de preservarla

La familia García Zarzo es la encargada de proteger la Casa de Villaviciosa y el secadero del Pago de los Montones.
La familia García Zarzo es la encargada de proteger la Casa de Villaviciosa y el secadero del Pago de los Montones. / Antonio L. Juárez / Photographerssports
Enrique Abuín

22 de junio 2020 - 05:06

Granada/"Hacer saber a los propietarios, titulares de derechos y simples poseedores del bien, que tienen el deber de conservarlo, mantenerlo y custodiarlo". El entrecomillado forma parte de la resolución del BOJA de la Junta de Andalucía del pasado 23 de octubre de 2019 en el que la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico incoaba el procedimiento para la protección conjunta de la Casa de Villaviciosa y su antiguo secadero del Pago de los Montones que se pueden ver a la entrada de Granada llegando desde Santa Fe –en el otro lado de la carretera frente a El Florío– o la inversa, saliendo de la capital por la zona de concesionarios en la carretera que lleva a Málaga y Sevilla o Córdoba. Un cartel adornado con una bandera de España y un crespón negro dice que "quieren derribarlo".

El quieren hace referencia a los intereses del Ayuntamiento de Granada, que busca cumplir con el plan parcial aprobado en el PGOU de 2001 cuando se proyectó la urbanización del Paraíso Industrial. Sin embargo, las máquinas de demolición tienen un gran obstáculo, por no decir un muro infranqueable, pues la protección como Bien de Catalogación General es un veredicto claro y la resolución obliga a preservarla.

¿A quién le compete hacerse cargo de la conservación de esta Casa de Villaviciosa y de un secadero que forma parte de la historia cultural de la Vega de Granada con su industria de tabaco? Esa tarea es responsabilidad de la familia García Zarzo también conocidos por su apodo de Palometas por el que han renombrado también la casa como Villapalometas.

Esta familia adquirió hace 35 años este inmueble construido originalmente en 1940 y a día de hoy libra una batalla por defender lo que es suyo, una propiedad en la residen a las afueras de la ciudad y además crían el ganado vacuno que luego sirven en el conocido restaurante Antonio Pérez que regentan.

El Ayuntamiento no puede hacer nada sin la autorización de la Junta de Andalucía

La cuestión está en el viejo interés de convertir el suelo de esta zona en industrial de cara al polígono que se proyectó en su día. Algo a lo que no se opone la familia García Zarzo, que ve compatible la ejecución del Plan Parcial I-7 del Ayuntamiento de Granada sin que se tenga que demoler parte de las edificaciones que son de su propiedad, y para ello ha presentado varias propuestas al área de Urbanismo y al como al resto de propietarios de la Junta de Compensación de este sector para que nadie salga perjudicado. Menos aún el secadero, pues como explican los dueños de la finca el plan parcial echaría abajo la edificación con el recorte propuesto por el Ayuntamiento.

La última sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) a este respecto estima el recurso de apelación que interpuso a finales del año pasado el Ayuntamiento para poder entrar en la nave secadero en los tres cobertizos de chapa de la manzana con el objetivo de proceder a la demolición de las edificaciones para su proyecto urbanístico.

Sin embargo, el fallo del Alto Tribunal andaluz, contra el que la familia García Zarzo ha interpuesto un recurso de casación, señala claramente que todo está condicionado por el procedimiento de inscripción de la Casa de Villaviciosa y el secadero en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Catalogación General. Es decir, que el Ayuntamiento no puede hacer nada sin la autorización de la Dirección General de Patrimonio Histórico y Documental, debido a que la entrada podría afectar a bienes a los que se ha incoado procedimiento de inscripción.

Esto supone una pequeña victoria y un argumento decisivo para el triunfo final de los Palometas, que no están dispuestos a ceder a las embestidas del urbanismo local. Son conscientes de que les toca defender un patrimonio que es parte de la historia de Granada y que es la historia de una familia que echará el resto para luchar por hasta el último milímetro de lo que es suyo.

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