España comienza a probar en La Gomera su aplicación para rastrear contagios de coronavirus
Tecnología
Se basa en la tecnología de Apple y Google, utiliza Bluetooth y garantiza la privacidad
Un proyecto piloto simulará tres oleadas de coronavirus en la isla para comprobar su efectividad y la experiencia de usuario antes de lanzarla a nivel nacional
Como pronto, estaría operativa en otoño, pero antes tiene que tener el visto bueno de las comunidades autónomas
Utiliza la tecnología desarrollada por Apple y Google, se basa en Bluetooth y garantiza la privacidad de los usuarios. Así es la aplicación Radar Covid-19, que el Gobierno ha empezado a probar este lunes en la isla canaria de La Gomera.
El programa ha sido creado por Indra, empresa a la que se ha adjudicado el contrato por algo más de 330.000 euros. Antes de lanzarla en todo el país, el Ejecutivo, en coordinación con el Gobierno canario, va a simular varias oleadas de contagios de coronavirus (utilizando a 300 falsos infectados) para evaluar su efectividad y la experiencia de usuario.
La principal pega es que, como pronto, estaría operativa en otoño. Si la prueba en La Gomera es exitosa y el Gobierno de Pedro Sánchez decide implantarla en todo el país, las comunidades autónomas tienen que dar su visto bueno para que funcione en sus territorios, con las previsibles modificaciones que retrasarán aún más el proceso. Quizás a tiempo para la segunda ola, si es que llega, pero tarde para controlar los rebrotes que se multiplican por toda la geografía nacional.
Varias fases
La prueba de esta aplicación en La Gomera consta de varias fases, empezando por una primera de implantación de la app (según ha dicho el Gobierno este lunes, ha sido enviada a Apple y Google para su validación y publicación en sus respectivas tiendas de aplicaciones). En esta fase se incluye una campaña de comunicación, sensibilización y formación a escala local, que se extenderá a navieras y aerolíneas que operan entre islas para alcanzar a la población de fuera de La Gomera.
A partir del lunes próximo, 6 de julio, comenzarán los simulacros, con un falso contagio ese mismo lunes y tres oleadas posteriores, los días 10, 13 y 17 de julio. La idea es que la app permita detectar, localizar y avisar a las personas que hayan tenido contacto estrecho con los infectados, para que puedan ser rápidamente testados y, en caso necesario, tratados o aislados para así contener el brote.
La última fase del proyecto arrancará el 20 de julio. Antes de decidir si la aplicación se implanta en todo el país (la decisión última la tendrán las comunidades autónomas), se analizará cuántos usuarios la descargaron, utilizaron y mantuvieron activa y cuántos positivos se comunicaron, así como la experiencia de quienes la han usado (es fácil de usar, funciona bien, etc.).
El Gobierno estima que la muestra sería representativa si unas 3.000 personas la descargasen en la isla, cifra con la que se podrían introducir unos 300 falsos infectados para probarla. La Gomera tiene algo más de 22.000 habitantes, lo que da una idea de la escala de implantación que un programa así necesitaría para ser útil en toda España.
Cómo funciona
Al igual que otras aplicaciones similares puestas en marcha en países de la UE partiendo de la API de Apple y Google, Radar Covid-19 utiliza Bluetooth para detectar contactos de riesgo con positivos de coronavirus. Por ahora el Gobierno no ha precisado qué distancia y durante cuánto tiempo ha introducido en los parámetros de la aplicación para establecer ese riesgo, pero es de suponer que lo aclararán en la presentación de la iniciativa, este martes en Canarias.
La idea es que, si una persona da positivo en coronavirus, con esta aplicación todas las personas que hayan establecido un contacto de riesgo con ella (tampoco se ha precisado de qué periodo de tiempo previo al positivo hablamos) recibirán una notificación en su dispositivo con iOS o Android para avisarles, a fin de que puedan acudir a los servicios sanitarios.
Privacidad
Esto funciona, obviamente, si el usuario infectado indica en la app que ha sido contagiado. Si se reserva esa información, de nada servirá la aplicación, cuya instalación será voluntaria. Según establecieron Apple y Google y la propia Comisión Europea, los datos personales y sanitarios de ninguna de las partes implicadas (el afectado y los posibles contagios) se compartirán ni se harán públicos. Si hemos estado cerca de un infectado, recibiremos un aviso, pero no la identidad de la persona en cuestión. A cada usuario se otorga un identificador, aleatorio, anónimo y temporal, para salvaguardar la privacidad.
Según indicó el Gobierno cuando anunció la iniciativa, la aplicación sigue el protocolo Decentralized Privacy-Preserving Proximity Tracing (DP-3T), muy respetuoso con la privacidad. Al servidor central se enviarán solamente los identificadores cifrados que cada móvil emite, no los que recibe de otros terminales cercanos. Todas las operaciones de control de riesgos se realizan en el dispositivo de cada persona, no en el servidor.
Con todo, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) supervisará el proceso, para garantizar que la app cumple con la legislación española y europea y que no viola el derecho a la privacidad ni otros sobre los que ha alertado la UE.
En otros países
Alemania fue uno de los primeros países europeos en anunciar que utilizaría la API de Apple y Google, y hace dos semanas puso en marcha su aplicación para rastrear contagios. Reino Unido, que en principio iba a optar por una solución propia casi tan invasiva de la privacidad como la francesa, ha dado marcha atrás y seguirá el camino de Alemania, al igual que, entre otros, Canadá.
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