La Feria

La puerta grande se abre de nuevo: Garrido y Marín salen a hombros

  • Encierro impresentable de la ganadería Salvador Gavira, con unos toros flojos y descastados

  • La Presidencia premió la disposición de los dos toreros más jóvenes

Tarde rara la vivida en la segunda corrida de abono en la Nueva Plaza de Toros de Granada. Otro encierro impropio de esta plaza, esta vez de Gavira, disgustó a todos, desiguales, sin fuerza, sin recorrido. No obstante, abundaron los trofeos, quizás la presidencia premió más el valor y la predisposición de los dos jóvenes toreros, Garrido y Marín, que la calidad de las faenas.

Ferrera se ocupó en primer lugar de Ferrolano, negro de capa, que pesó 555 en la báscula, la posible nobleza del animal quedó en un segundo plano ante la escasez de fuerza, incluso antes de simular una entrada al caballo ya había perdido las manos. Brindó Ferrera el toro a Sol. No pudo bajar la mano en toda la faena, lo llevo entre algodones, a media altura, sancando algunos lances interesantes en redondo, al natural, imposible. Mató de estocada y fue premiado con una oreja.

En su segundo, cuarto de la tarde, un toro colorado de nombre Viñatero, que pesó 539 kilos, lo lanceó bien de recibo a la verónica, pero pronto mostró su endeblez. A petición del público accedió a poner banderillas, se las ofreció a sus compañeros, pero Ginés Marín rehusó, estuvieron lucidos ambos. Con la muleta fue otro cantar, el toro no colaboró y aunque Ferrera estuvo mandón, no pudo cerrar ninguna tanda interesante. Con la espada falló, lo que le costó perder otra oreja y salir por la Puerta Grande. Solo pudo recibir una ovación.

José Garrido fue el triunfador de la tarde, cortando tres orejas. Una a su primero, segundo de la corrida, de nombre Fantástico, negro mulato de capa, que dio un peso en corrales de 505 kilos, sin duda el mejor toro de la tarde, noble y con clase, aunque escaso de fuerza y movimiento. Manejó gran variedad de pases y por ambos pitones, incluido una primera tanda improvisada mientras brindaba al público, ya que el toro se le arrancó de pronto, después brindó al público con todo protocolo. Mató de un pinchazo y estocada, premiando su actuación con una oreja.

El segundo de su lote, quinto de la tarde, de nombre Arregladito, fue devuelto a corrales por falta de fuerza, en su lugar salió un sobrero de Albarreal, un toro con mucho más movimiento que los de Gavira y que tenía mucho que torear estuvo bien el torero, empleando mucha paciencia y disposición. Se puso por los dos pitones, pero por el izquierdo el toro se quedaba a medio pase, por lo que basó la faena con la derecha. Mató de una buena estocada en todo lo alto, esto y su actitud le valieron dos orejas.

Ginés Marín comenzó la faena a Cantarero, un toro negro meano, con una serie con los pies clavados en el albero, para seguir con ceñidas chicuelinas arriesgadas. El toro, como sus compañeros de viaje, porque en eso fue en lo único que se parecieron, fue incapaz de moverse, protestando cada vez que el diestro le ponía la tela delante. Ni poniéndose dentro de los pitones respondió el toro, por lo que el arreón de Marín apenas tuvo repercusión en la despoblada grada. Otra cosa fue su segundo, que cerró plaza, aunque Estanquero, un toro negro de 507 kilos, fue de todo menos un toro para lidiar, el torero estuvo decidido y valiente toda la faena, no se amilanó ante el revolcón sufrido, al contrario, se creció, se dio un arreón escalofriante y puso al público en pie. Acertó con la espada y el respetable pidió con insistencia a la presidencia la segunda oreja, que consintió y le valió para salir a hombros y por la Puerta Grande con su compañero José Garrido.

Toros 2ª de abono

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios